La Asociación Madrileña de Salud Pública-AMaSaP, Plataforma de Centros de Salud de Madrid, Asociación de Matronas de Madrid y Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria-SoMaMFyC han emitido el siguiente posicionamiento al respecto de la utilización de los test rápidos de antígenos como método de detección del Sars- Cov-2 (Covid-19).
Del mismo se extrae que dichos test de antígenos son pruebas indicadas para sujetos con síntomas compatibles con COVID-19 durante los cinco primeros días desde el inicio de los síntomas.
El Ministerio de Sanidad, en consonancia con informes científicos de las principales organizaciones internacionales competentes en materia de salud (la Organización Mundial de la Salud OMS, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades ECDC y la Comisión Europea), establece que frente a un resultado negativo de estas pruebas y sospecha clínica de infección hay que hacer una PCR. De igual modo, en los centros sanitarios y sociosanitarios se hace necesario garantizar un adecuado valor predictivo negativo, por lo que, en estos contextos de alto riesgo, ante un contacto estrecho con resultado negativo de la prueba rápida de antígeno también se debe realizar una PCR que descarte la posibilidad de un falso negativo.
El balance riesgo-beneficio del uso de test de antígenos en estrategias de test masivos o a demanda en las farmacias es incierto. Se estima que la sensibilidad en asintomáticos (población general) está en torno al 60% y tanto la OMS como el ECDC coinciden en establecer una sensibilidad mínima del 80% para un buen funcionamiento del test. Además, en contextos de baja prevalencia, como son los vinculados a los test masivos o a demanda en farmacias, el valor predictivo positivo disminuye mucho.
Aunque las pruebas rápidas de antígenos pueden acelerar el aislamiento de los casos sospechosos con menos de 5 días de evolución de síntomas, no pueden superar a las pruebas moleculares en el resto de situaciones (cribados dirigidos, diagnóstico de reinfecciones y diagnóstico de los contactos estrechos de casos confirmados).
Las oficinas de farmacia carecen de la infraestructura y el personal necesario para atender adecuadamente todas las situaciones que puedan darse en personas con sospecha de COVID-19 y sus contactos. Por tanto, salvo en situaciones muy excepcionales, la opción de hacer test en farmacias solo debería contemplarse como último recurso, y siempre en el marco del respeto a las competencias del resto de profesionales sanitarios.
Las oficinas de farmacia son un recurso privado que pueden contribuir a la salud comunitaria y la Ley General de Salud Pública contempla su colaboración en programas y estrategias de salud pública. Sin embargo, no estamos en un contexto que justifique derivar la realización de test diagnósticos para la Covid-19 de los servicios sanitarios a otros ámbitos; más bien al contrario, la situación actual ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de potenciar y fortalecer nuestro sistema público de salud para garantizar la salud de la ciudadanía.
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Posicionamiento test antígenos AMASAP PCSM AMM SOMAMFYC